jueves, 12 de agosto de 2010

Política religiosa

Las relaciones con la Iglesia Católica fueron bastante complicadas: Rosas era un católico ferviente, pero siempre reclamó el patronato sobre la Iglesia en la Argentina.
Recibió a los jesuitas en 1836 y les devolvió algunos de sus bienes. Pero como éstos se declararan fieles al Papado en relación al patronato y se negaran a apoyar públicamente a Rosas en su iglesia, pocos años más tarde se enfrentaron al gobernador y hacia 1840 estaban enfrentados al Restaurador y terminaron exiliándose en Montevideo.
En todas las otras iglesias, los curas apoyaron públicamente a Rosas, celebraron misas en agradecimiento a sus éxitos y en desagravio a sus fracasos; los santos llevaban insignias de color punzó y el retrato de Rosas figuraba entre los altares a los santos.
Rosas toleró al obispo Mariano Medrano, electo durante el gobierno de Viamonte, pero no habría aceptado ningún otro que no contara con su aprobación. Esto es, se consideraba continuador del patronato eclesiástico que habían tenido los reyes de España. En esto, como en varias otras cosas, Rosas no fue una ruptura, sino un continuador de la política de Rivadavia.
Uno de los hechos más famosos de su gobierno fue la aventura de amor de Camila O’Gorman y el cura Ladislao Gutiérrez, que se escaparon juntos para formar una familia. Azuzado por la prensa unitaria desde Montevideo y Chile, por los propios federales, e incluso por el padre de la joven, el gobernador ordenó inesperadamente fusilarlos, lo que se cumplió en el campamento de Santos Lugares.

No hay comentarios:

Publicar un comentario